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Black Friday
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Black Friday

Pues resulta que, en la madrugada del lunes pasado, compré un PC (664€) y un teclado (15€) en la web de un centro comercial muy conocido, de cuyo nombre no quiero acordarme por eso del secreto profesional, pero tiene algo que ver con la Gran Bretaña. Y se me ocurrió pagar con su tarjeta de cliente. Correo electrónico recibido... Operación aceptada, mucho agradecimiento, número de pedido y aviso: "En breve le comunicaremos cuándo puede pasar a recogerlo por nuestro Centro Comercial en...".
Al día siguiente, también a primera hora de la mañana, recibo un nuevo correo electrónico, muy considerado: "...Pase a recoger su pedido, planta sótano... etc, etc...".

Contentísimo con la idea de disponer tan pronto de mi nuevo juguete informático, voy esa tarde a recogerlo... empiezo a ver caras raras en las dependientas... venga a teclear... y, después de un rato, me dicen que no me lo pueden dar, ¡que no está pagado! ¿Eh? Enseño los correos que ellos mismos me han remitido y en los que se indica "claramente" que la operación ha sido aceptada, que se prepara el pedido, que pase a por él… otra vez a teclear… que me espere que van a llamar a informática... que espere otro poco que ahora van a llamar a no sé quién... Empiezo a sentirme molesto. El trato es frío, desconfiado, cosa que no entiendo.

Me preguntan que si envié la información económica para obtener la tarjeta (ojo: me dieron la tarjeta hace 30 años… la renové hace 1 porque ellos mismos me dijeron que el modelo había cambiado y ahora lleva un chip... tuve que enviarles nómina y Declaración de la Renta) ... Después de 30 años pagando, como un buen cristiano, hasta las bolsas, me requirieron más documentación que mi propio banco cuando pedí la hipoteca del piso en Las Delicias. ¡Por supuesto que lo envié!

Ah... dice una... es que, esta tarjeta, sólo tiene límite por 100€... E interviene el informático: si quiere le entregamos el teclado… y paga el resto con otra tarjeta... Así arreglan ellos la incidencia, lo primero: vender; les importa tres pitos que me estén dejando en evidencia, por un error suyo, delante de otras personas que están en la cola de Atención al Cliente o siendo atendidos en otros puestos, que parezca que no soy de fiar (una señora muy peripuesta, que parecía la mujer de un notario, me miró de arriba a abajo con cara de estar pensando: quién será este quinqui que sólo merece 100€ de límite en la tarjeta, menos mal que mi marido tiene la Dubái First Royale Infinity), no piden disculpas por haberme escrito que todo estaba Ok o, siquiera, por el hecho de que su sistema me permita pagar una compra de 679€ con una tarjeta de 100€.

Y respondo yo: ¿Cómo? (no salía de mi asombro, la verdad). Sí, dice el menda, como tiene 100€ de límite en la tarjeta, le podemos cobrar el teclado, que vale 15€, con ella y el ordenador lo paga Vd. con otra que tenga. Y se abrieron los cielos. De repente, me escuché diciendo: Anule el pedido y anule la tarjeta... se quedaron de piedra... pero lo hicieron… Al ministrillo de asuntos informáticos o lo que fuera, no le gustó mucho, porque se marchó con un "buenas tardes" que sonó a insulto.

Otra vez a teclear hasta darme un papelito en el que ponía que solicitaba cancelar el cuerpo del delito, la puñetera tarjeta… No me la entregue, no la quiero, mejor córtela en cachitos. A los 5 minutos, no había salido aún del tanatorio, me llaman de Madrid o de Sierra Morena, un teléfono que no conozco, pidiéndome disculpas, diciéndome que soy muy buen cliente y otras zalamerías, que llevo 30 años comprando allí y que ellos lo arreglan...

Y, lo más educado que pude ser mientras hervía por el calentón, les dije que se fueran al carajo... que no voy a comprar allí en el resto de mi vida... Así que salí de allí sin PC y sin tarjeta... manda huevos... menos mal que en Rio Shopping pude comprarme otro igual y pagar con la Visa Oro. He quedado con mi primo Fernando para instalarlo. Espero que no se le ocurra pedirme 70€ por el desplazamiento, porque le doy con las muletas que me prestó en enero y le reviento la cabeza. Joer, igual sigo enfadado, qué culpa tendrá el pobre.

No te asustes, primo, nos vemos el miércoles. ¡Puñetero Black Friday!