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Menudo Panorama

Menudo Panorama

Por Pedro Santa Brígida

Jubilados compartiendo piso 30 años después


La vivienda se ha convertido en la primera preocupación de los españoles. Lo atestiguan todas las encuestas de opinión. Y desde el Ministerio del ramo han tenido la brillante idea de gastarse un pastón en un spot publicitario en el que aparecen tres jubilados, una mujer y dos hombres, compartiendo piso en el año 2055. El video finaliza con una sentencia: "En tu futuro debería haber una casa". Se supone que en propiedad. Que se lo pregunten a los jóvenes y a las familias que viven de alquiler.

Lo más frívolo y cutre de este vídeo es que los tres protagonistas llevan compartiendo piso treinta años. Un mensaje tremendamente optimista para tantos y tantos inquilinos que consideran una quimera acceder en el futuro a una vivienda propia. Salvo entre sus compañeros de Gabinete, que han salido en tromba en su defensa, las críticas se han disparado, incluso en los partidos políticos que sustentan al propio Gobierno y entre unos cuantos altos cargos y militantes socialistas.  "Es penoso", "no hay por dónde cogerlo", "pero en qué estaban pensando" son algunas de las expresiones menos dolorosas que se pueden leer en X, Facebook, TikTok o Instagram.

En vez de suprimir de inmediato el spot publicitario y pedir perdón públicamente, la ministra de Vivienda, Isabel Rodríguez, nada más comprobar la severa sentencia de colegas de votaciones, medios de comunicación y redes sociales castró el vídeo en un intento de calmar una tormenta que continúa causando estragos entre la opinión pública. Menuda metedura de pata y menudo ego el de la señora, incapaz de reconocer un error mayúsculo y que se defiende con el argumento de que "en España dramatizamos mucho". Este es el nivel de alguien que ostenta en la actualidad una cartera ministerial. Hasta desde Sumar se han escuchado voces pidiendo la dimisión de la ministra.

La genial iniciativa de Isabel Rodríguez se sustenta, según se relata en el propio trabajo audiovisual, en los 47 años que han pasado desde que está en vigor el artículo 47 de la Constitución, ese que reza: "Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada. Los poderes públicos promoverán las condiciones necesarias y establecerán las normas pertinentes para hacer efectivo este derecho, regulando la utilización del suelo de acuerdo con el interés general para impedir la especulación". Qué bonita suena la música...

Otro derecho ciudadano a mitad de camino entre el limbo y la propaganda oficial de turno. La realidad, que jamás engaña, es tozuda y demuestra que el acceso a la vivienda se ha convertido en los últimos años para demasiada gente en un sudoku que las administraciones han sido incapaces de resolver. La situación cada día es más angustiosa para un enorme número de ciudadanos. Al margen de relaciones de pareja, compartir piso con cuarenta o más años se ha convertido, sobre todo en las grandes ciudades, en habitual, cuando no hace tanto era algo testimonial.

Tres cuartas partes de los actuales inquilinos de este país ven imposible o poco probable acceder a una vivienda en propiedad alguna vez en su vida, según una reciente encuesta de Oxfam Intermon, que también destaca que casi la mitad de la población se ve afectada de una u otra manera por la crisis de la vivienda. España tiene un serio problema cuyos dirigentes no son capaces de acometer salvo en los períodos electorales, que es cuando en los mítines truenan los aplausos después de que algún candidato grita extasiado: "Construiremos ochocientas mil viviendas...".

No hay por qué ser titular de una vivienda, es una opción, pese a que en España hay un porcentaje elevado de propietarios en comparación con el resto de nuestros vecinos europeos. El problema es que la alternativa tampoco resulta sencilla porque los precios de los alquileres se han desmadrado últimamente. Lo peligroso es que cada año la situación es peor. Si la política es gestionar la vida de las personas, pónganse a ello, dejen las bonitas declaraciones y los mitineros discursos y resuelvan la situación. Si no están capacitados, váyanse a su casa. Seguro que no les echaremos de menos.